Hoy rindo cuentas sobre mi reto de tres semanas de entrenamiento integral que terminaba hoy. En cuanto a la parte física, comencé con 75,8 kg y hoy peso 74,4 kg, es decir, que he bajado poco más de un kilo, lo cual para algunas personas puede que esté muy bien, pero lo cierto es que se ha quedado por debajo de mis expectativas. Ello implica o bien que mis expectativas eran muy altas (probablemente) o que no he cumplido el plan de nutrición y ejercicio físico. En realidad ha sido una mezcla de ambos factores. Si uno quiere hacer un experimento consigo mismo y hacerlo con cierto rigor científico, ha de cumplir los procedimientos de forma sistemática, y yo no lo he hecho así. Bien es verdad que una de las premisas al comenzar con “el reto” era la flexibilidad, pero tan flexible he sido que, por lo que respecta al plan de nutrición, podríamos decir que me lo he “saltado a la torera”. Si no hubiese sido así, seguramente, habría bajado más de peso. Recuerdo que un amigo, el ingeniero y maestro belenista don Julio Mora, al ver mi plan de entrenamiento, me comentó con humor: “te vas a convertir en yogui”. Se refería, claro está, al “asceta hindú” no al “oso yogui”. A la luz del resultado de mi experimento, de asceta hindú, tengo más bien poco y, probablemente, tenga más de oso yogui…
Sin embargo, cuando miro atrás y veo cual era el objetivo que me planteé hace tres semanas (bajar de peso, sonreír más y potenciar la escucha empática), en realidad, sí que he bajado de peso y que ahora quizás sonrío un poco más y que he potenciado la escucha empática. El problema está en que mis expectativas (que no explicité en El reto: mis 3 semanas de entrenamiento “integral”) eran más altas. Cometí el error de no tenerlas en cuenta y de no ser más específico. En resumidas cuentas, que no he mejorado en mi vida lo que yo implícitamente esperaba. También tengo que añadir que han ocurrido algunas cosas que, por hache o por be, me han apartado de ese “objetivo implícito”.
Así pues, al no haber cumplido con mis expectativas, ayer decidí pagar mi penitencia rapándome el pelo al cero (y no, no voy ha hacerme ni monje budista ni yogui). También lo hice para solidarizarme con una persona muy querida que lo está pasando mal.
Una vez le oí decir al músico Steve Vai que en la pantalla del ordenador tenía puesta una pegatina con una frase que le solía repetir otro gran músico, Frank Zappa: “Don’t stop, keep going!” (¡No pares, continúa!). Pues bien, eso es lo que haré con el siguiente e inminente reto del que hablaré en mi próximo artículo.
Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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