Treinta años de un artista. Quizás no sean los treinta de un violinista, porque el violín le llegó cuatro años más tarde en la vida, pero sí que son ya treinta años del artista, de un grandísimo artista. Así lo parió en Moscú su madre Elena Pochekina un 9 de marzo de 1990.
Mikhail Pochekin nació en el seno de una familia de músicos. Su padre, Yuri Pochekin, violinista y lutier de reconocido prestigio internacional; su madre, Elena, violinista y pedagoga; su hermano, Ivan Pochekin, tres años mayor que él, violinista y violista. Mikhail, a quien su familia y amigos más cercanos llaman Misha, creció admirando a su hermano Iván y quizás fuera esa la razón que le llevó a aprender a tocar el violín a los cuatro años. Su primera profesora fue su madre, pero pronto empezó el periplo internacional de formación con los más reputados profesores del mundo en escuelas y conservatorios de distintos países. También empezaron los años de intenso estudio y participación en concursos internacionales de violín. El arte de la música corría a raudales por la sangre de Mikhail Pochekin desde muy joven.
En 1998, sus padres se mudaron a España. Así que Mikhail, además de su formación internacional, tiene también un vínculo muy especial con Madrid. Moscú lo vio nacer; Madrid lo adoptó en su seno.
Rusia, Alemania, Austria y España son países testigos de sus pasos musicales por la Tierra. En ellos, soplando brasas y a fuego lento, ha fraguado Mikhail una impresionante carrera como solista y virtuoso del violín. Aunque la admiración que siente por su hermano Iván siempre ha estado presente. Juntos, los dos hermanos han actuado en distintos escenarios de Europa y su arte se plasmó en 2017 cuando grabaron el primer álbum conjuntamente: The Pochekin Brothers – The Unity of Opposites (Los hermanos Pochekin – La unidad de los opuestos). Y es que ambos hermanos, quién lo diría, son muy distintos tanto en lo musical como en lo personal.
Teniendo en cuenta que hoy cumple 30 años, yo aparecí en la vida de Mikhail Pochekin —o él en la mía— más bien tarde; lo conocí cuando aún tenía 27, una fría y nevada mañana de febrero en Madrid. No voy a decir que soy su mejor amigo, porque eso sería faltar a la verdad: la amistad, como el hierro dulce, nace en la fragua, lentamente, con el soplo que aviva las ascuas en el camino año tras año. Me conformo con que algún día Misha encuentre en mí la amistad auténtica y sincera, esa que aviva las brasas cuando la llama se apaga y que enciende la vida.
Mikhail, el artista, el músico, el violinista, no necesita presentación, porque su calibre aquilatado solo pasa inadvertido a quien no sabe o no quiere saber; Misha, la persona, el ser humano, el amigo, es un hombre con defectos en busca del perfeccionamiento continuo, un hombre que piensa, habla y siente, un hombre que verdaderamente escucha. Y a ese hombre, cuando ustedes lo vean, cuando lo escuchen, mírenlo a los ojos, porque seguramente encontrarán a un amigo.
9 de marzo de 2020
Treinta años del artista y veintiséis del violinista.
Y no llega a tres siquiera que solo te conozco
por broma o por Scherzo del destino y de las musas.
Hay una voz dulcísima en tus dedos y una mano
que perfila movimientos de arco limpios
con fértil nitidez de gran artista y violinista.
Más allá del horizonte de las fugas, sonatas
y partitas que de Johann Sebastian Bach grabaste,
Mikhail, sonoros raudales de oro ascienden como
volutas mansas de armonías al pulsar tus dedos
las cuerdas del Pochekin que tu padre te construyó.
Junto al violín bien afinado forjas melodías
con esa paz con que tu arco a veces se desliza
por las tensas cuerdas que en tus manos son elásticas
como gomas vibrantes al rozar con lo divino.
No llega a tres siquiera, como ya he dicho, el número
de años que por Scherzo del destino y de las musas
nos conocemos, aunque ya sean treinta del artista.
Brindo entonces hoy 9 de marzo de 2020
por que compartamos el escenario de la vida
con salud al menos por otros veintiséis años más,
que en las brasas se nos fragüe la amistad de por vida
tú cargando fiel con tu violín y con la música;
y yo con mis palabras y razones siempre a cuestas.
Treinta años del artista y veintiséis del violinista.
9 de marzo de 2020, Misha Pochekin.
Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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