Estimado Miguel:
No nos conocemos en persona y yo solo a ti por algunos de tus poemas que estos días leo. Discúlpame por el tuteo que me tomo la libertad de emplear al escribirte: quizás porque naciste el mismo año que mi padre, me tomo esa licencia. Supe de ti al leer en algún muro de Facebook que se había publicado un libro con todas tus poesías en la editorial Renacimiento. Hasta entonces, es decir, hasta hace un mes, discúlpame —ahora por segunda vez; uno es pertinaz en el yerro— jamás había oído hablar de ti, y si alguna vez antes oí tu nombre, ni me acuerdo. Sin embargo, en cuanto leí los primeros poemas del libro de marras, descubrí a un gran escritor, que resulta ser grandísimo poeta. Tanto es así que al empezar la lectura de tus Poesías completas 2019, dejé de leer otras de otro libro de poesías completas de otro poeta, Manuel Machado, también publicado en Renacimiento. No habitúo a leer poesía, aunque sí que he leído la poesía completa de Gerardo Diego, algunos poemas de Leopoldo Panero, Agustín de Foxá, César Vallejo, Borges y alguno que otro suelto de otros poetas. No soy lector habitual de poesía. Hecha esta aclaración de mi ignorancia poética, al leerte, no he podido dejar de pensar que eres el mejor poeta en español que conozco —no en persona, obvio es—. Soy consciente de que eso de «mejor» no incumbe a la poesía y que, quizás, me esté dejando llevar por el deslumbramiento con que leo hoy tus poemas, pero es este el pensamiento sincero que con igual sinceridad ahora expreso. Imagino que son muchas las personas que ya te lo habrán dicho y, seguramente, con muchos más y bien razonados argumentos. En cualquier caso, lo importante para mí es que leyendo tus versos me conmuevo y disfruto. Ha sido pura casualidad que empezara a leer tus poemas en los tiempos de este virus con corona que azota a tantos países ya. Tus palabras, esa poesía tuya, es mi particular medicina en estos tiempos en que la ignorancia es el peor y más pernicioso de los virus. ¿Pero es que hubo alguna época en que no lo fuera?
Hace bastantes años, le escribí una atrevida nota a Francisco Ayala, porque quería conocerlo en persona. Ignoro si la nota le llegó o la leyó. Él murió y yo nunca obtuve respuesta. Esta fue la nota:
Madrid, 15 de julio de 2005
Apreciado Sr. Ayala:
Disculpe mi atrevimiento. Tengo 33 años. Yaser Arafat ha muerto, el Papa ha muerto… Desearía conocerle en persona antes de que aparezca en la prensa la noticia de su fallecimiento. A mi atrevimiento añada la impertinencia con que le expreso ese deseo.
Me sentiría muy honrado de poder conversar con usted y mantener una pequeña entrevista para contarle mi breve historia y, más enriquecedor, escucharle.
Con respeto y admiración,
Michael Thallium
Aprendiz de escritor
Pues bien, aquí te escribo esta nota para ti. El «tuteo» que me he permitido no desmerece el respeto y admiración que tu poesía me inspira:
Móstoles, 12 de marzo de 2020
Apreciado Miguel:
Disculpa mi atrevimiento. Tengo 47 años. George Steiner ha muerto, José Jiménez Lozano ha muerto… Desearía conocerte en persona antes de que aparezca en la prensa o en algún muro de Facebook o en algún twit perdido la noticia de tu fallecimiento. A mi atrevimiento añade la impertinencia con que te expreso este deseo.
Me sentiría muy honrado de poder conversar contigo y mantener una pequeña entrevista para contarnos nuestros breves pasos por la Tierra y, más enriquecedor, escucharte.
Con respeto y admiración,
Michael Thallium
Aprendiz de muchos, maestro de nadie
Me despido de ti con uno de tus versos, por si el destino quiere que jamás nos conozcamos (imagina que lo digo en voz alta cuando algún día lea la noticia de tu deceso):
Se fue, pero qué forma de quedarse.
Gracias por tan injustificables y halagadoras palabras.
Puedes pedir mi dirección electrónica a la editorial Renacimiento.
Saludos cordiales en estos días en los que, en efecto, la ignorancia es el peor y más pernicioso de los virus. M. d’O.
Muchísimas gracias, Miguel, por tu comentario. Hoy precisamente he terminado de leer tus poesías completas. Las he leído y disfrutado en voz alta, imaginándome o viendo por Internet los lugares y personas de los que hablas, acompañándome de las músicas que mencionas (Oscar Peterson, Ella, Chabuca Granda…). Qué paradoja leer en apenas una semana 50 años de poesía, aunque tus versos me acompañarán ya siempre. ¡Enhorabuena! Ninguno de tus poemas te desmerece, desde el último hasta el primero.