Oye, mira. Escucha una cosa que te digo…
Que estaba yo pensando que si ahora me muriera
dentro de mí se quedarían todas esas cosas
que jamás he escrito.
Esos libros de mi vida tantas veces pensados
se vendrían conmigo dios sabe dónde,
y eso suponiendo, que es mucho suponer,
que exista un dios que pueda saberlo.
Y no sólo yo me llevaría todas esas cosas jamás escritas,
no.
En eso tampoco me distingo de la mayoría de los mortales,
que desaparecen y se llevan todas esas cosas
que jamás han escrito.
¿He vivido? ¿Han vivido?
¿Vivo? ¿Vivimos?
Los muertos son,
seremos,
el misterio de un libro que nunca se ha leído.
Y, bien pensado, para qué escribirlo
si entre tantos muertos y escritores potenciales
no hay entre los vivos
ni un solo lector de ese misterio
que se vendrá conmigo.
Un montón de muertos,
un montón de intonsos libros.
Y tú uno más
y yo uno menos.
Eso,
escucha bien lo que te digo,
estaba pensando,
que lo has leído
porque yo lo he escrito.
Michael Thallium