Febrero acaba de comenzar… Para la mayoría de personas, el 14 de febrero es el Día de los Enamorados, y muy pocas personas recuerdan que fue precisamente un 14 de febrero de 1996 cuando el profesor Francisco Tomás y Valiente fue asesinado por la banda terrorista E.T.A. en su despacho de la Universidad Autónoma de Madrid. La memoria, muchas veces, es olvidadiza.
Estatuas, esculturas… Uno pasa por delante de ellas a diario sin advertirlas, porque la prisa y los quehaceres nos llevan de allá para acá, a lo nuestro, que es lo que en el fondo nos urge o nos importa. Y cuando reparamos en ellas, nos preguntamos, ¿y ‘esto’ qué es?, utilizando ‘esto’, porque sabemos que las esculturas no tienen vida. Y luego esas figuras que contemplan el alba sin que la luz del sol que aparece en el horizonte les deslumbre sus ojos de piedra. Y también esos árboles desnudos que alzan los brazos al amanecer como si se desperezaran o preparasen para despedir a la luna y saludar a los transeúntes que en algún momento llegarán, como cada mañana, y que pasarán de largo sin apenas percatarse del entorno, con la premura de llegar a tiempo quién sabe a qué destino… Pero de repente, sólo muy de vez en cuando, sorprendentemente, alguien se toma ese pequeño respiro que alberga un recuerdo para quienes ya no están entre nosotros a sabiendas de que la vida sigue su curso.
Francisco Tomás y Valiente In Memoriam