Yo también tengo un amigo con el que colaboro internacionalmente: Jesús Iglesias. Nos conocemos desde la escuela y si estás leyendo este artículo es gracias a su colaboración. Me envió por correo electrónico un documento adjunto, extracto de una de sus muchas lecturas, con el siguiente mensaje: “Si te interesa para publicar, he hecho un extracto con el título “Amistad y colaboración”.
Extracto de la Conferencia pronunciada por el Dr. D. Luis Victori, en homenaje al Dr. Macel Pourbaix, el día 24 de junio de 1981, en la Unidad de Seminarios Ignacio Chávez, de Ciudad de Méjico (Méjico)
El profesor Pourbaix me cautivó por la claridad de exposición y por su rigor científico, pero sobre todo me impresionó su persona: su ilusión, su cordialidad, su simpatía… es una persona dotada de un gran corazón, capaz de albergar los más nobles sentimientos.
A la pregunta de cual era el aspecto preferido y que consideraba más importante de su trabajo el profesor Pourbaix respondió rápidamente y sin dudar “que eran sus actividades en el campo de la amistad y de la colaboración internacional”.
Además consideraba que “lo más importante de mi vida ha sido el inculcar a mis hijos el amor a la verdad y la fidelidad a la propia conciencia”.
En mi opinión la vida del profesor Pourbaix es la conjunción perfecta del soñador idealista y del trabajador incansable, que intenta que sus sueños se hagan realidad; del hombre que hace ciencia y que especula, pero que a la vez tiene muy presentes siempre los problemas de su mundo que intenta solventar.
En la Université Libre de Bruxelles (ULB) comenzó su camino en 1939 lleno de dificultades: fue nombrado sucesivamente profesor suplente, jefe de trabajos, encargado de conferencias, encargado de curso y, por fin, en 1968, a los 64 años de edad, fue nombrado profesor extraordinario de corrosión electroquímica. Había pagado caro su ideal por la verdad y por la independencia moral e intelectual.
Quizá el secreto de la amistad, que de forma tan peculiar caracteriza al profesor, resida en aquella frase que me comentaba un día en su casa: “En mi vida intento ser muy exigente para conmigo y muy comprensivo para los demás”
Él es muy consciente de que su dedicación a la ciencia significa a menudo robar horas a los suyos. “Doy gracias a mi esposa Marcelle, que ha sido siempre mi mejor amiga y mi mejor ayuda. Ella ha tenido que constatar a menudo que la esposa de un científico es una viuda cuyo esposo todavía vive”.
Es un viajero incansable; en Bruselas tiene un mapa del mundo en el que va señalando los puntos donde ha pronunciado conferencias, y sobre todo donde ha creado lazos de profunda amistad. Decía “Es necesario asistir a estas reuniones pensando ante todo qué podemos aportar a ellas, mucho más que qué podemos recibir de ellas”.
Estas palabras son para mí un eco de las que sorprendieron al mundo al ser pronunciadas por primera vez hace dos mil años; “Es propio de un corazón noble el alegrarse más en el dar que en el recibir”
Escrito en el prólogo del libro “Lecciones de corrosión electroquímica” del profesor Marcel Pourbaix, traducido al español por el Instituto Español de Corrosión y Protección. Director y coordinador de la traducción Dr. Miguel A. Guillén Rodrigo.
Michael Thallium (@michaelthallium) en colaboración con Jesús Iglesias (@cavaes)
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