El viernes es para muchas personas la última jornada laboral de la semana. En cualquier caso, el viernes es la introducción al fin de semana. Hoy quiero dejar una cita y una música: Baltasar Gracián que habla de no quejarse y Dimitri Shostakovich, quien no pudo quejarse y utilizó la música como vehículo para expresarse y crear. Shostakovich compuso su primera sinfonía a la edad de 19 años como trabajo de graduación para el conservatorio de Petrogrado (San Petersburgo, en la actualidad).
Máxima para hoy: dejemos de estudiar, pasemos a pensar y comencemos a crear.
“Nunca quejarse. La queja siempre trae descrédito. Más sirve de ejemplar de atrevimiento a la pasión que de consuelo a la compasión. Abre el paso a quien la oye para lo mismo, y es la noticia del agravio del primero disculpa del segundo. Dan pie algunos con sus quejas de las ofensiones pasadas a las venideras, y pretendiendo remedio o consuelo, solicitan la complacencia, y aun el desprecio. Mejor política es celebrar obligaciones de unos para que sean empeños de otros, y el repetir favores de los ausentes es solicitar los de los presentes, es vender crédito de unos a otros. Y el varón atento nunca publique ni desaires ni defectos, sí estimaciones, que sirven para tener amigos y de contener enemigos.” – Baltasar Gracián (1601-1658), Oráculo manual y arte de prudencia, 1947
Sinfonía n.1 en fa menor, Op. 10(1923-25)
I. Allegretto – Allegro non troppo
II. Allegro (Scherzo)
III. Lento
IV. Allegro molto
Michael Thallium
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