A Julián Marías ya lo he mencionado varias veces anteriormente en A propósito de… “El Recomienzo”, Invitación a filosofar con Juan David García Bacca, Grandes libros y escritores que recomiendo (I), Los barcos flotan, los aviones vuelan y los libros se olvidan, Una carta ficticia de amor verdadero y Verdades que vuelven. Toda mención es poca, porque es un filósofo y escritor que merece ser recordado por su clarividencia y porque de él emana “ese halo de autenticidad que en vano los falsos escritores pretenden poseer”. Lamentablemente, lo descubrí relativamente tarde en mi vida. Ya me hubiera gustado a mí haberlo conocido en persona antes de que falleciera en 2005. ¡Oportunidades no me hubieran faltado! Tuvo una vida larga y prolífera y escucharlo en los vídeos que de él pululan por Internet es una maravilla. Los discursos escritos, guionizados, no iban con él. Hablaba de memoria, una memoria prodigiosa que ya la quisiera yo para mí. Cuando le entregaron el premio Príncipe de Asturias en “Comunicación y Humanidades” de 1996, ya octogenario, dio su discurso de aceptación sin papeles, como corresponde a un buen orador.
Hace unas semanas, publicaba Jon Juaristi el artículo Reformistas en el diario ABC. Juaristi decía que “si tuviera que elegir los dos textos breves más rotundamente claros, veraces y conciliadores sobre la guerra civil de 1936 a 1939 y la transición desde el franquismo a la democracia, esos serían, respectivamente, La guerra civil, ¿cómo pudo ocurrir, de Julián Marías, y Claves de la Transición. El cambio de la sociedad, la reforma en la política y la reconciliación entre los españoles“, de Rodolfo Martín Villa. Me faltó tiempo para ponerme a buscar el texto de Julián Marías. Y lo encontré en una edición de la editorial Fórcola que recomiendo. Es un texto claro y breve que se lee con facilidad. Julián Marías tenía 22 años cuando comenzó la guerra civil. Yo recomendaría la lectura de este librito en todos los colegios e institutos, tanto en las clases de Literatura como en las de Historia. Ojalá que los jóvenes actuales no tengan que esperar a cumplir o pasar de los cuarentena años, como me ha ocurrido a mí, para conocer este magnífico texto.
Julián Marías descubrió desde muy de joven que su verdadera e irrenunciable vocación eran las Humanidades, concretamente en su forma filosófica, aunque inseparable de la Historia y de la Literatura. A ellas dedicó su vida entera y, como él mismo dijo en su discurso al recibir el Premio Príncipe de Asturias, “con resultados muy modestos, pero con una dedicación total, ya muy larga, en circunstancias casi siempre difíciles, pero que no justifican el desaliento”.
Michael Thallium
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