Lo compré en una librería de viejo. Suelo hacerlo. Me llamó la atención su nombre. Nunca lo había oído. Un nombre muy español y un apellido muy vasco, aunque una nota biográfica en la solapa de la sobrecubierta decía que Lola Zárraga había nacido en Miranda de Ebro. Esas eran las únicas pistas de su existencia: mujer, quizás María Dolores (Lola), nacida en Miranda de Ebro, provincia de Burgos. No sé si lo que me movió a comprarlo fue su nombre o el mensaje que aparecía en la faja blanca, un tanto amarillenta por el paso del tiempo, que adornaba la sobria sobrecubierta verde mar: ¡Un libro apasionado, sugerente, distinto…! Probablemente fuera el nombre…
Al llegar a casa, lo dejé sobre un anaquel. Suelo hacerlo con los libros que compro. Y ahí reposan o los viste el polvo hasta que algún día ignorado me da por leerlos. El de Lola estuvo más de tres semanas esperando, casi un mes. Hoy al alba, con el desvelo del insomnio, lo leí. Tuve alguna pista más, aunque ninguna ha servido para saber algo apenas de su vida: dónde vivió, dónde estudio, ¿tuvo hijos?, ¿seguirá viva? Probablemente no. El poemario se publicó en Madrid, en 1961. Una primera edición. El primer volumen de la Colección Odín: Poetas contemporáneos. De su poesía habla en el breve prólogo José Gerardo Manrique de Lara. De él sí he logrado saber algo más: era el director de esa colección, natural de Granada y residente en Madrid. Murió en 2001. Así lo memora una breve noticia del 12 de mayo de aquel año publicada en el diario ABC: “Ha fallecido José Gerardo Manrique de Lara, colaborador habitual de ABC, poeta, novelista, ensayista, biógrafo, crítico, hombre que volcó toda su pasión en la Literatura y a la que se entregó sin concesiones”.
¿Sería también José Gerardo quien, además del breve prólogo, escribiera el texto de la solapa? En él se dice: su estro es fino y sumiso. Se refiere al estro de Lola Zárraga. ¡Estro! ¿Quién utiliza hoy ya esa palabra? La inspiración ardiente de Lola es fina y sumisa. Esa Lola de quien apenas sé nada. El libro se lo dedica a sus hermanos Rosa y Alberto… Sí, los he buscado en internet: Dolores (Lola), Rosa y Alberto Zárraga. Nada. De los más de 2.000 millones de páginas web que hay en internet solo pude rastrear un texto en el que se la menciona. Lo escribió el doctor Rafael Sancho de San Román en un discurso de contestación en la Real Academia de las Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo al Ilustrísimo Sr. Don Tomás Camarero García, pintor, dibujante y cincelador. La cita es escueta, un suspiro: “Lola Zárraga resalta la veracidad, la autenticidad de su pintura”. Eso y nada es todo.
Todos muertos: Jorge Gerardo Manrique, Rafael Sancho, Tomás Camarero y… ¿Lola Zárraga? Ni rastro de su año de nacimiento ni del de su muerte. Tan solo ese extraño libro de viejo con la sobrecubierta verde mar en la que se lee su nombre y un título: Habló mi alma.
Gózame en tu penumbra
madrugándome íntegra en tu sueño
para que mi alma jugando a ser tuya
pueda quedarse enredada en tu cielo.
Y su alma habló…
Michael Thallium
Etimogogia en acción
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