A veces algunos amigos de habla española me preguntan, no sin cierto tono de reproche, por qué utilizo y promuevo material cultural o educativo y vídeos en inglés o alemán, sobre todo teniendo en cuenta que soy español y el español es mi lengua materna. Sinceramente y con el debido respeto, si lo hago así es porque esos son los idiomas en los que encuentro cosas más interesantes y de calidad. Con esto, no estoy diciendo que en los países hispanos no haya cosas muy interesantes y de calidad. De hecho, en España, José Antonio Marina está llevando a cabo una iniciativa interesantísima por Internet, la Biblioteca de la Universidad de Padres, pero aún así, mucho del material y vídeos que se pueden consultar, por suerte o por desgracia, están en inglés.
Y si nos trasladamos al terreno de la literatura sobre coaching, no puedo más que decir que, aunque es verdad que hay algunos -más bien pocos- autores españoles o latinoamericanos que escriben ciertamente cosas con enjundia y auténticas, la mayoría de los libros y materiales que uno puede encontrar en español son “refritos” o copias, con mayor o menor acierto, o traducciones de lo que ya se ha hecho en otros idiomas.
Así, al igual que Jim Collins, quien en su página web sugiere que los ejecutivos deberían leer menos libros sobre gestión, yo sugiero que las personas, sean ejecutivos o no, lean menos libros sobre coaching. No digo que leerlos sea una pérdida de tiempo; uno puede aprender mucho leyéndolos. El asunto es cuáles leer o no. Claramente, uno puede mejorar sus habilidades y capacidades para el liderazgo bebiendo del agua de algunos grandes libros o materiales que se han publicado en otras disciplinas. Los líderes y pensadores más destacados suelen forjar sus comportamientos, teorías y visiones leyendo o aprendiendo de disciplinas que están bastante alejadas de su campo de acción habitual.
Y esto me lleva a hacer una recomendación. Fue por medio de las recomendaciones de lectura de Jim Collins que di con Robert Greenberg -con quien más tarde me puse en contacto por Twitter-, un musicólogo, campechano e ingenioso, que tiene unos estupendos cursos que uno puede descargarse de la página web de los grandes cursos: The Great Courses -sí, ya sé, los cursos están en inglés… una razón más para aprender idiomas. Mi recomendación no es un libro, sino un libraudio -como a mí me gusta llamar al audiolibro: How to Listen to and Understand Great Music: The Greenberg Lectures (Cómo escuchar y entender la gran música: Las lecciones de Greenberg). Esta serie de 48 lecciones, de unos 45 minutos de duración cada una, combina una historia de la civilización con una historia de la gran música desde la antigua Grecia hasta el siglo XX. En esta serie de lecciones se ilustra la interacción entre el cambio y la innovación en la sociedad a través de los siglos. Greenberg presenta una perspectiva muy particular sobre la aceleración del cambio que se obró en el siglo XX.
Si uno tiene la suerte de escuchar y entender las lecciones de Robert Greenberg, entenderá a qué me refiero cuando hablo de que, para saber de coaching, “beber de otras fuentes o disciplinas” es mucho más útil que leer libros sobre coaching, gestión, liderazgo o de “cómo hacerse rico en un minuto”.
Quiero terminar con unas palabras -sí, originalmente en inglés, y que yo traduzco al español- que Robert Greenberg escribió en su muro de Facebook al poner una foto del equipo de producción de The Great Courses: “Se necesita un pueblo entero para hacer un curso. Pues bien, aquí tenéis el ‘pueblo’, y será muy difícil (si no imposible) encontrar un grupo de profesionales más inteligentes, más entusiastas y más comprometidos que este en este planeta o cualquier otro”. En el centro, sentado y vestido de negro, se encuentra Robert Greenberg.
¡Y de coaching quería hablar yo!
Michael Thallium
Global & Greatness Coach
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