“Porque los poetas pudieron venir antes, pero los músicos llegaron después y los vencieron con sus propias armas. Hay más poesía en un adagio de Beethoven que en una escena de Shakespeare. Schumann vence a Hoffmann o a Heine, como Fauré a Verlaine o Debussy a Mallarmé. Y es que la música juega con ventaja.”
Gerardo Diego (1896-1987)
Con o sin las vacaciones de estío, llega el tiempo de la lectura relajada, de leer por placer, sin prisas. Tengo que reconocer que se me han acumulado las lecturas, y en los dos próximos meses espero dedicar el tiempo para comenzar a leer o terminar de leer, según el caso, esos libros apilados encima de mi mesa de trabajo a los que miro con deseo y pasmo: no son lecturas baladí.
Hace algún tiempo, compré el primer volumen de “Prosa musical: Historia y crítica musical” de Gerardo Diego. Es un libro de la editorial Pre-Textos, publicado en 2014. En él se recopilan con exquisitez una serie de artículos escritos por Gerardo Diego a lo largo de su vida. Me planteé su lectura como una tarea lenta, para saborearla. Aún no lo he terminado de leer. Tiene enjundia y me parece que muchas personas que solo conozcan la faceta de Gerardo Diego como poeta se van a llevar una agradable sorpresa. En mi opinión, no hay nada más difícil que escribir sobre música y nada más aburrido que leer sobre música. ¡Qué diantres! ¡La música está para escucharla no para leer sobre ella! Si bien a esta opinión no le faltan visos de realidad, lo cierto es que cuando quien escribe tiene pluma fina y poética, el resultado es, sin duda, lectura obligada. Para quienes no lo sepan: Gerardo Diego era músico, un músico que armonizaba las palabras con exquisita lucidez, audacia y sabiduría, amigo personal de Manuel de Falla (1876-1946), quien escribió para Don Gerardo alguna que otra obrita.
Los textos de este primer tomo los escogió y ordenó con muy buen criterio Ramón Sánchez Ochoa, profesor de Estética e Historia de la Música del Conservatorio Superior de Música de Valencia. La labor de documentación y archivo estuvo a cargo de Elena Diego Marin, primogénita de Gerardo Diego y vicepresidenta de la Fundación Gerardo Diego. Para quienes tengan la suerte de viajar a Cantabría (o de vivir allí), pueden visitar la sede de esta fundación en Santander, en la calle Gravina, 6.
Hace poco salió a la venta el segundo tomo de Prosa Musical, esta vez subtitulado “Pensamiento musical”. ¿Qué es la música? ¿Qué extraña relación mantiene el sonido con el silencio? ¿Puede una partitura describir un paisaje o expresar una idea? Gerardo Diego da respuesta a alguna de estas preguntas en el segundo volumen de Prosa Musical. Apenas he comenzado a leerlo, pero ya el primer artículo titulado “Profundo y elevado” es una muestra clara de la grandísima sensibilidad lingüística y musical del músico-poeta santanderino.
A estos dos tomos de prosa quise añadirles los “Poemas musicales”, una antología de la poesía musical de Gerardo Diego publicada en la editorial Cátedra. No podría ser de otra forma: prosa, poesía y música juntas. Considero que estas tres lecturas (a fuego lento, para saborearlas, como cuando se hace un buen caldo, jugoso) son obligadas para cualquier persona que tenga un mínimo de sensibilidad musical, porque como decía el poeta cántabro: La pena de sentido es la más honda. Y de todas las penas, la pena del oído.
¡Buen provecho!
Michael Thallium
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